Joseph Beuys

Joseph Beuys

Joseph Beuys: Un Legado de Arte y Pensamiento Transgresor

 

Joseph Beuys (Krefeld 1921-Düsseldorf 1986) se autodefinió como escultor, pero su contribución más significativa fue su concepción teórica del arte y su labor docente en la Academia de Bellas Artes de Dusseldorf, donde también había estudiado y desde donde ejerció una poderosa influencia. Beuys fue reclutado por las juventudes hitlerianas y resultó herido durante la Segunda Guerra Mundial. A los 17 años, fue curado por una tribu de tártaros que utilizaron la grasa y el fieltro para mantenerlo con vida. Estos dos materiales se convertirían en elementos recurrentes en sus creaciones. A partir de esta experiencia, Beuys desarrolló su pensamiento artístico y social, considerando la enfermedad como una vía de conocimiento y liberación.

Su obra se caracterizó por tener un fuerte contenido político, social y espiritual, y como defensor de su «concepto ampliado del arte», sostenía que «Toda persona es un artista». Esto lo posicionó como una de las figuras más representativas de la segunda mitad del siglo XX.

 

Beuys desarrolló una obra compleja, y entre sus trabajos destacaron sus dibujos, grabados y acuarelas, en las cuales se manifestaba su universo particular con la presencia recurrente de ciervos, liebres, osos y otros animales, que él consideraba como la «fuente de energía» que inspiraba su obra escultórica con otros materiales.

 

Artista, profesor, ecologista y activista político, Joseph Beuys fue una de las figuras más transgresoras del arte de la segunda mitad del siglo XX. Causó sensación con sus espectaculares acciones y montajes performativos de marcado carácter conceptual realizados entre 1963 y 1974. Algunas de estas acciones, que involucraban la participación física del artista, incluyen «Cómo explicar un cuadro a una liebre muerta» (1965), donde caminó por una exposición llevando una liebre muerta en sus brazos mientras le explicaba sus cuadros, y «Coyote, I like America and America likes me», realizada en Nueva York en 1974, donde se encerró envuelto en fieltro durante una semana junto a un coyote.

 

Sus creaciones fueron parte de las exposiciones más importantes a nivel internacional, como la «Bienal de Venecia» de 1976, la «Bienal de São Paulo» de 1979 y varias ediciones de la «Documenta» de Kassel. En 1986, recibió el premio Wilhelm Lehmbruck, un reconocimiento que valoró especialmente debido a la influencia que el escultor Lehmbruck había tenido en su obra.