Somos las fotos que hacemos

Somos las fotos que hacemos

Un fotógrafo que sale a la calle dispuesto a capturar el mundo sólo tiene realmente que hacer una cosa: decidir. Decidir cuál es el momento adecuado y el encuadre más propicio para definir lo que ve. No se trata de transmitir lo que encontramos, no tiene que ser literal,  esto sería imposible . Tampoco debemos pensar que nos vale cualquier imagen, no se puede hacer cualquier cosa o el ojo cultivado rápidamente detectará la falta de pericia o la fórmula que se está imitando.

Hay que decidir obligando al que mira a pensar en varias direcciones, hay que fotografiar para el que se enfrente a la espontánea quiera volverla a ver, se haga preguntas y tarde unos segundos en reflexionar lo que tiene delante. Es entonces cuando descubriremos que detrás de esa fotografía hay una intención, y una sensibilidad que te hace mirar diferente. Es cuando nos damos cuenta que detrás de la fotografía hay alguien con cabeza que sabe lo que hace y su personalidad impregna cada foto.

Normalmente un proyecto fotográfico nace de una idea, una obsesión o la inquietud por un tema. En la fotografía callejera nace de las decisiones que se toman, por eso el fotógrafo es más que nunca las fotos que hace. No hay que pensar en el sentido sesudo, más bien hay que ser inteligente sabiendo lo que queremos para ir a buscarlo. Podemos tener ideas, podemos plantear cuestiones pero al final la decisión el segundo antes de apretar el obturador y el encuadre son lo que quedan. No hace falta ser narrativo, es mucho mejor transmitir sensaciones, es mucho más fiable no ser concreto. No tenemos que cerrar una historia, no hay que fijarse en las anécdotas, se agotan muy rápido. El buen fotógrafo irá más allá: se quedará con la atmósfera, con lo que no se ve y sin explicarse como tendrá que captar la energía del momento.

Hay muy buenos , buenísimos autores que han hecho y hacen fotografía de calle. Hoy con el acceso inmediato a través de internet a sus archivos se puede recorrer la historia de este género a golpe de ratón en unas horas. Pero no se trata de repetir fórmulas, no se trata de copiar sin sentido a los grandes maestros. Mucha gente que empieza sale con muy buenas intenciones pero con poco tino, no tiene claro lo que quiere y acaba acomodándose en una imitación de lo que ha visto en tal o cual autor. No es la parte formal donde reside la cuestión, no es una determinada sombra o color lo que hacen la diferencia. Lo que realmente es importante es descubrir la cabeza que hay detrás de las decisiones que se toman.

Eduardo D’Acosta